Malasanta

Si algo ha quedado claro en la literatura de Antonio Tocornal es su extraordinario manejo del lenguaje. No me refiero al uso de palabras rebuscadas o términos especializados, sino a la aparente comodidad con la que el autor se mueve entre frases puntuales, adjetivos precisos, metáforas tan dosificadas y efectivas como un medicamento controlado. Malasanta, que es una novela de la que seguramente mucho se dirá, es el ejemplo más reciente de la habilidad narrativa del autor de Bajamares, Pájaros en un cielo de estaño y La noche en que pude haber visto tocar a Dizzy Gillespie.