Hacía algún tiempo que venía añorando leer una novela que me atrapara, pero que me atrapara de verdad, y que no me soltara y que me arrancara emociones y ganas de que no termine nunca y, sobre todo, que provocara en mí el impulso a escribir más y a escribir mejor. La loca de la casa, de Rosa Montero lo ha conseguido, y vaya que sí lo ha hecho.