PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA

Qué voy a saber yo para qué sirve la literatura si hasta el mismísimo García Márquez no sabía qué es lo que hace que los escritores nos aferremos a algo que, en esencia, no sirve para nada, o algo así dijo.

He conocido a muchos que se jactan de no leer como si esto representase el gran logro de sus vidas —que a lo mejor sí lo es—, y que no aceptan, casi desprecian la imagen de un libro entre sus manos.

Tengo montones de amigos que ven mis historias de Instagram sobre libros y sobre cosas literarias y les dan «me gusta» sin detenerse a leer lo que escribo o a visitar los enlaces que comparto. Hace poco un amigo entrañable a quien quiero más de lo que él sospecha me comentó, en defensa de su actitud de no lector, que yo leía libros «improductivos» Y yo, en mi limitado arsenal de argumentos no pude, no supe, o no quise explicarle para qué sirve la literatura.

Cómo podría decirle que gracias a ese arte improductivo he podido escapar del castillo de If en una mortaja, que he cargado sobre mi espalda al joven Mario por las alcantarillas parisinas, que he vivido en un pueblo polvoriento cuando el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de sus nombres y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo, que estuve presente en una Casa de Muñecas cuando Nora le dijo a su esposo «siéntate, tenemos que hablar», que resolví el caso del Sabueso de los Baskerville, que aprendí Cómo matar a un ruiseñor, que llené mis sentidos olfativos en el Cementerio de los inocentes del París del siglo XVIII, que tuve sangre fría en la casa de los Clutters, en Holcom, que he desayunado en Tiffany, que me he preguntado mil veces «ser o no ser». No, no sabría cómo explicárselo.

No podría, por más que me esforzase, explicarle a mi amigo, o a cualquier otro, a tantos otros, que jamás existió una prostituta más maravillosa que Malasanta, que el alambre tiene memoria, que en una aldea medieval se coló El infiltrado, que existió una perra de pelo rizado llamada Kudryavka. Qué podrían entender ellos, que no leen y, en algunas ocasiones desprecian «el oficio», que se puede contar mediante palabras impresas la Crónica de una muerte anunciada, que se puede dar La vuelta al mundo en ochenta días o viajar al centro de la tierra, o enterarse de que Julio Cesar, antes de morir le dijo a Brutus «pero… también tú»

No amigo mío, amigos míos, la literatura no se cuenta, no se puede contar por más que uno se empeñe en hacerlo porque la literatura es el cuento. La literatura es Mas allá del mar, es La isla de los amores infinitos, es El reino de este mundo, es un Quijote desgarbado luchando contra gigantes con aspas.

Esa improductiva manía de leer me ha hecho viajar como Baudolino, me ha llevado a la corte del rey Arturo, me ha permitido consultar el oráculo de Delfos, a pelear contra el gran Héctor frente a las herméticas murallas de Troya y a descubrir al culpable de los crímenes llevados a cabo en una Abadía al norte de Italia durante un invierno del siglo XIV.

Qué sabrán ellos, aquellos que se precian de no leer, sobre quién fue Julia Domna, Eleonor de Aquitania, Sor Juana Inés o el rey sol. Qué sabrán de Alejandro, el más grande de los Alejandros, de Aquiles o de Odiseo.

Cómo contarles que la literatura me ha salvado. Que sin las letras impresas me hubiese perdido entre la inmensa minoría a la que se refería Jesús Quintero «Un poquito más, hombre. Un poquito más».

La literatura es incontable, queridos amigos, ya lo he dicho. La literatura es vivir mil vidas, o más. Es oler El perfume, es ir De La Tierra a La Luna, es escuchar El canto del Mio Cid y pasar Las mil y una noche junto a Scheherazade.

No, queridos míos, en el mundo hay mucho más que fotos de platos coloridos en Instagram, más que «likes», y seguidores, más que coches lujosos, más que ligas deportivas con torneos inacabables, y muchísimo más, ya lo creo, que «Titi me preguntó». El mundo está lleno de literatura que no es otra cosa que el absoluto conocimiento del ser humano.

Sin embargo, qué voy a saber yo para qué sirve la literatura. «Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo», después de todo «Todas las familias dichosas se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera»

Un comentario sobre «PARA QUÉ SIRVE LA LITERATURA»

  1. Bella reflexión, el solo leerla te inspira a leer ,felicidades por tu afición a la literatura es más sano que muchas delas modas de hoy vanas y superficiales

Deja un comentario