He tenido oportunidad de visitar magníficas librerías en diferentes ciudades y países del mundo: Acqua Alta, en Venecia; Librería de Viejo Sekhmet, en Vitoria Gasteiz, Shakespeare and Company, en París, The Argosy Book Store, en New York, Arcadian Books & Prints, en New Orleans, entre otras. Todas reclaman ser las más hermosas del mundo, y todas podrían tener razón, según quién lo dictamine. Sea como fuere, hay algo que comparten estas cuevas llenas de cuero, papel y tinta: montañas de preciosos libros viejos dispuestos en el más formidable desarreglo que imaginarse pueda.
Yo vivo en una ciudad preciosa donde se puede encontrar casi cualquier cosa que se desee, desde una de las gastronomías más versátiles del mundo, las discotecas más locas, los deportes más excitantes y los conciertos de los artistas más actuales; hasta ópera, ballet clásico y contemporáneo, conciertos de música de cámara, festivales internacionales de arte, orquestas filarmónicas, musicales de Brodway, museos, calles llenas de arte urbano, y fiestas populares. Todo, menos nieve y librerías independientes. No es de extrañar entonces que con frecuencia me descubra en busca de ambas cosas.
Alguien dijo que cada día es una oportunidad para sorprenderse, no sé quién fue, pero tenía razón. La semana pasada mi mujer encontró en Instagram una cuenta que presenta de una manera muy particular las atracciones del sur de la Florida (@peakacity) y allí hizo un descubrimiento único: Old Florida Book Shop.

En el número 3426 de Griffin Road, en Fort Lauderdale, a exactamente treinta minutos en coche desde mi casa en Miami, se encuentra una de las librerías más hermosas que he visitado. Old Florida Book Shop es de esos sitios en donde es necesario apartar libros para poder andar. Las montañas de libros, que acumulan más de treinta mil volúmenes, según se dice, llegan al techo y en ellas se puede encontrar desde literatura infantil, libros de cocina, historia, comics, agricultura o religión; hasta ediciones en cuero de las obras completas de grandes autores, tratados de navegación de legendarios expedicionarios, biografías, literatura ilustrada, manuscritos e incunables.
La cuenta de Instagram recomendaba visitar la tienda con treinta dólares a ver cuánto podíamos comprar con esa cantidad. Es cierto que se puede llevar un gran número de libros con solo tres billetes de diez dólares porque en el portal de la tienda hay una estantería con libros que cuestan apenas un dólar, y por si fuese poco, dentro hay otra montañita con libros a cinco. Pero ya se sabe cómo es esto de los precios en Estados Unidos: si es bueno, hay que pagarlo bien. Aunque esto no significa que en Old Florida Book Shop no se puedan encontrar cosas valiosas a precios verdaderamente risibles.
Yo me llevé una surtida carga de ejemplares por los que pagué uno, cinco, quince, veinte y sesenta dólares, según cuál: Una edición de 1964 de las Obras Escogidas de Dorothy L. Sayers. Una preciosa edición, también de 1964 y encuadernada en cuero, que recoge 10 novelas escogidas del Premio Nobel de 1952, François Mauriac. Tres cuadernillos de arte (Picasso, Chagall, Rembrandt). Un libro encuadernado en tapa dura y escrito por David Kravitz, con ilustraciones de Lynne S. Mayo, Who’s who in greek and roman mythology (Quién es quién en la mitología griega y romana). El arte de la fotografía en color, un libro de gran formato, escrito por John Hedgecoe y que, además de las explicaciones técnicas, recopila 550 fotografías del artista británico. Las obras completas de Charles Dickens, distribuidas en seis volúmenes ilustrados y publicados en 1973, de los que pude encontrar solo cinco. Y, por último, una edición de 1954 de las obras completas de Oscar Wilde, que incluye una fotografía firmada por el escritor y una caricatura hecha por Max Beerbohm Tree en 1873.


Treinta dólares no alcanzaron para efectuar una compra como esa, pero la suma gastada bien valió la pena. Mi biblioteca privada es hoy un mejor lugar porque tengo esos volúmenes, porque el olor a libro viejo aromatiza la habitación donde tengo el estante con ese tipo de ejemplares, porque atesoro un trocito importante de la más endemoniada maravilla que hemos creado los humanos: la literatura.
Ya no tendré que escapar muy lejos de Miami para encontrar hermosas librerías independientes y libros viejos. A treinta minutos está Old Florida Book Shop y detrás de su puerta acristalada, la magia.