El gimnasio de la esquina está lleno de jóvenes de cuerpos torneados que expelen energía como plantas nucleares, y que están dispuestos a dejar entre las máquinas sangre, sudor y lágrimas, y un buen trozo del salario. Pocos, o ninguno de ellos es amigo del dueño. El dueño del gimnasio compra por internet los suministros de su negocio, sin recordar que un vecino suyo intenta sacar a flote su pequeña empresa de distribución de insumos. El distribuidor compró las furgonetas de reparto en un gran concesionario porque olvidó que tiene un primo que es vendedor en otro más modesto y con mejores precios. El vendedor de coches quiere comprar una casa, contrató los servicios de un corredor de bienes raíces que consiguió a través de un anuncio publicitario en internet, eso era mejor que llamar a la agencia de su cuñada, con la familia no se hace negocios. La cuñada gasta una fortuna en ropa nueva: Macy’s, Zara, Express, Victoria’s Secret, Banana Republic, Urban Outfitters… la ropa que vende su amiga en un pequeño negocio que montó en casa es linda, pero muy cara. A la amiga le gusta el teatro y los musicales, y no se pierde un estreno en el Adrienne Arsht Center, pero jamás ha ido al Artime a ver actuar al amigo que conoce dese hace mucho, y al que llamó una vez para que le ayudara a promocionar su ropa en la radio donde él trabajaba. El actor es un hombre culto y le gusta leer. Compra libros en Barnes and Noble, en Books and Books y en Amazon. Sabe que tiene un amigo escritor, alguien que intenta darse a conocer para que sus libros algún día puedan tener presencia en las grandes superficies, pero el actor prefiere a los autores noruegos. El escritor escribe todo el día y en las tardes el cuello y los hombros le parecen de madera. Necesita ejercitarse, por ello se registró en un gimnasio que queda a media hora de donde vive. El de la esquina, el de su amigo, no tiene la máquina que a él le gusta y siempre está lleno de gente.
El dueño del gimnasio. El distribuidor. El vendedor de coches. La cuñada. La amiga. El actor. El escritor. Todos escriben en sus perfiles de redes sociales mensajes inspiradores:
“Compra local, apoya los pequeños negocios”
