Bárbara Blasco lo ha vuelto a hacer.
En realidad, debo decir que ya lo había hecho antes porque a lo que me refiero es a su manera tan tremenda de contar historias. Primero leí Dicen los síntomas (Premio Tusquets Editores de Novela 2020) y me pareció una obra estupenda. Una novela descarnada y sincera en donde la autora echa mano de unas habilidades y recursos narrativos envidiables. Ahora he leído La memoria del alambre, que fue escrita en 2018 y publicada por lo que parece ser una editorial sin mucho renombre o hasta sin mucho nombre, no lo sé, pero algo de eso he leído, y que este año ha reeditado y publicado precisamente Tusquets.
Un correo electrónico sirve de pretexto para que descubramos la vibrante historia de dos adolescentes marcadas por la sexualidad y el sexo, más por el sexo directo y sin adornos que por otra cosa. Dos amigas que se arriesgan a ser locas, a actuar como locas, a creerse medio locas y libres y rebeldes. Una historia que unas veces es brutal y otras delicada, piadosa, pero que en todo momento hace alarde de buena literatura, con todas sus letras.
La memoria del alambre ya es considerada uno de los mejores libros del año, según un artículo en El Confidencial. Y a mí no me extraña nada porque la calidad narrativa es de las mejores.
A la escritora española las metáforas y las frases memorables se les caen de los bolsillos como si fuese ella la dueña absoluta de todas las buenas frases y buenas metáforas de nuestro idioma, y uno, que intenta escribir, siente ganas ingobernables de robarle alguna de esas maravillas: “Andaba con la conciencia siempre a cuestas”; “…es silenciosa como un perro obediente”; “…su sudor, su postura, su olor eran masticables”; “Me reconfortan las desgracias”.
En efecto, tal parece que, además del personaje de La memoria del alambre, a la autora también le reconfortan las desgracias porque en las dos novelas que he leído la desgracia está presente con una fuerza imparable.
Además de todas las cosas buenas que es esta novela por sí misma, su publicación a cargo de una editorial importante, tras cuatro años de anonimato, representa un indicio de que no todo lo que publican las grandes editoriales responde a mercantilismos. A veces, solo a veces, también se interesan por la literatura en su estado mas puro.
Bárbara Blasco es una escritora que hay que seguir y hasta perseguir un poco. Por los temas que aborda en su escritura, por su prosa, por sus magníficas metáforas y sus frases inmortales, por ese lirismo solapado conque escribe sobre tragedias y desperdicios humanos, porque como su personaje, ella ofrece lo mejor que puede tener un escritor: “No tengo certeza que ofrecer, solo palabras, la trampa de las palabras que nos atrapan a los dos años y no nos suelta hasta oírnos expirar. Aunque callara ahora, lo haría con palabras”

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