La aventura sigue viva

En el 2019, cerca de cincuenta y cuatro millones de personas (53.97), visitaron los parques temáticos de Universal Studio en Orlando, Florida. El año siguiente pasará a la historia de este tipo de estadísticas con la relevancia del piso 13 en los edificios de Estados Unidos, así que ni siquiera nos detendremos en él.  Sin embargo, este 2021, según mi apreciación personal durante el fin de semana del 24 y 25 de abril, la cifra de visitantes en los mencionados parques seguramente no anduvo muy lejos de la media registrada durante el 2019.

Los precios de fin de semana rondan los $125 por parque (Universal Studio, Island of Adventure) si eres residente de Florida, y $150 si vives en otro estado; el parqueo cuesta $26 diarios; los precios de las comidas y bebidas están desorbitados ($9 una cerveza, $16 una hamburguesa con queso, $5.50 una botellita de agua); las filas de espera para entrar a las atracciones son muy largas (filas de 2 horas y más de espera para 3 o 5 minutos de ilusión sensorial); y hay mucha, muchísima gente a tu alrededor. Entonces, ¿cómo es posible que tanta gente de todas las edades quiera visitar los parques? Porque sospecho que la mayoría de las personas de todo el mundo, o sea más de la mitad de la población mundial, quiere visitar los parques de Orlando, sin que le importe los presuntos inconvenientes que mencioné antes.

Solo se me ocurre una razón que considero irrefutable: magia.

En Media Rueda creemos en la magia, sí, así como lo leen. Es por ello que nos fuimos a Orlando y pagamos los elevados precios, soportamos el calor y la humedad, caminamos unas 8 millas diarias dentro de cada parque (12.8 kilómetros), hicimos largas y cansinas filas de dos horas para disfrutar de 3 minutos de magia. 3 minutos en donde olvidas todo lo que has “pagado” para llegar a ese instante, tres minutos para vivir dentro de una historia fantástica, tres minutos para ser superhéroe, tres minutos donde todo es posible.

Esa es la magia y aquí le mostramos algo de ella. Pero no tomen mis palabras a pie juntillas, la magia solo existe si se cree en ella… y se vive en carne propia.

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