
—Social Services, good morning. ¿How can I help you?
—Hello.
—Hello?
—¿Habla español?
—Sí, señora. ¿Cómo la puedo ayudar?
—A mira, mi nombre es María Pérez. Mi número de seguro social es 123-45…
—Un momento, un momento. No es necesario que me dé su número de seguro social. Solo dígame qué necesita.
—Bueno está bien, mijito. Mira, en mi seguro médico me dijeron que los llamara a ustedes porque me están descontando un dinero para pagar el seguro y yo soy una mujer sola y ya no trabajo y hay muchos a los que no les descuentan nada. Entonces a ver qué se puede hacer con eso.
—Está muy bien, señora. Yo trataré de ayudarla. Dígame cuál es su número de membrecía.
—¿Mi número de social security?
—No. Su número de membrecía con el seguro.
—¿Qué seguro?
—Su seguro médico, señora. Usted está llamando al departamento de Servicios Sociales en su seguro médico.
—Ah, ¿sí? ¿Ustedes no son las oficinas del social security?
—No, señora. Somos un seguro médico. ¿Cuál es su compañía de seguro?
—MED.
—Pues eso. Está hablando con MED. Necesito que me dé el número de miembro que aparece en su tarjeta de seguro para poder acceder a sus datos en mi computadora.
—Ah. Espera a que la busque. La tengo en la cartera […] Aquí la tengo. ¿Estás ahí? Hello.
—Sí, señora. Aquí estoy.
—Ah mira, el número es 9876543210
—A ver, un momento. Aquí tengo su información. María Pérez, ¿correcto? Me dijo que quiere ver si cualifica para recibir ayuda adicional.
—No, no. Yo no quiero ninguna ayuda. Yo lo que quiero es que no me descuenten más los $144.60 que me sacan de mi cheque para pagarles a ustedes.
—En realidad no es para pagarnos a nosotros, señora María. Eso es para pagar su Medicare. Todo el mundo debe pagar por la parte B de Medicare, que es la que le brinda cobertura para visitar a un médico primario. Desafortunadamente eso no es gratis. Cuesta $144.60 mensual.
—Pero yo conozco a muchísimas personas que no se lo cobran.
—Bueno ahora vamos a ver si usted puede ser una de esas personas. No se preocupe que yo le hago unas preguntas simples y enseguida determinaremos si es elegible para que no le descuenten más ese dinero y pueda recibir su cheque de retiro completo. A ver, dígame cuál es su estado civil.
—Viuda.
—¿Está trabajando todavía o ya no?
—Retirada. Trabajé más de cuarenta años. ¿No le parece suficiente? Yo estoy aquí desde el sesenta y uno. Cuando la maldición cayó en Cuba. Tú también eres cubano, ¿verdad? Se te nota el acento.
—Sí, señora María. Soy cubano. Pero no hace tanto que vivo aquí. Solo veinticinco años.
—Pues yo estoy aquí desde que era chiquita. Imagínate que cuando empecé a trabajar, en New Jersey, la hora de trabajo en factoría se pagaba a $1.45.
—Wow. Tremendo eso. Bueno sigamos con las preguntas. Dígame cuánto recibe de retiro del seguro social.
—Novecientos cincuenta y ocho con cuarenta y tres centavos.
—948.43. ¿Eso es lo que le depositan en el banco después del descuento de los 146, o eso es antes del descuento?
—Eso es lo que yo cojo. Los 146 me los quitan. Y son 146 con 60, no 146.
—O sea que su retiro total, antes de cualquier descuento, es de $1095.03. ¿Correcto?
—Anjá.
—Eso es lo único que recibe. ¿No tiene ninguna otra pensión?
—También recibo un dinero de la Unión. $321
—A ver, 1095.03 más 321 es igual a 1416.03. ¿Eso es todo? ¿No recibe más dinero de ninguna otra parte?
—Eso es todo.
—Hasta aquí vamos bien, señora. En cuanto a ingresos, cualifica. Ahora veamos sus ahorros.
—¿Qué pasa con eso?
—Que si tiene cuentas bancarias.
—Si, por supuesto.
—¿Qué balance mantiene entre todas sus cuentas?, señora María. Más o menos, no tiene por qué darme la cifra exacta.
—Unos 50, o poco más.
—¿50 dólares?
—50.000.
—Bueno señora. Lamento decirle que no cualifica para ninguna ayuda del gobierno.
—¿Quién te dijo a ti que yo quiero que el gobierno me ayude en algo? Yo he trabajado toda mi vida, desde que era jovencita y jamás le he pedido ayuda al gobierno. Eso es para los socialistas esos. Aquí se viene a trabajar, no a vivir del gobierno.
—Por supuesto, señora María. Pero lo que usted solicitó es ayuda del gobierno.
—Nada de ayuda. Yo lo que quiero es que no me descuenten mi dinero.
—Lo que pasa es que Medicare no es gratis, señora. Ya le expliqué eso antes. Para que usted no tenga que hacer el pago de los 146 dólares, tiene que estar por debajo de ciertos límites en ingresos y ahorros. Si está por debajo de esos límites el gobierno de la Florida se encarga de cubrir el costo de su Medicare. Por suerte usted tiene suficientes ahorros y no necesita que el gobierno le de ayuda alguna.
—¿Cuáles son esos límites que tú dices?
—Para una persona sola, o sea, viuda, divorciada, separada o soltera, el límite de ingresos es de $1.455 y el de ahorros $7.970. Como ve, señora María, usted está bastante por encima del límite de ahorros.
—Qué barbaridad. Aquí hay que llegar de Cuba y ponerse a parir cuatro o cinco muchachos y vivir del gobierno. Yo conozco algunos que acabaron de llegar y tienen cupones para comidas, seguro del gobierno, y hasta dinero le dan. Y a una que ha trabajado toda la vida no le dan nada. Yo te digo a ti. Estos socialistas han jodido este país. No sé hasta dónde vamos a llegar. El gobierno ayuda a los recién llegados que no han aportado nada al país y a los que hemos dejado los riñones trabajando aquí no nos ayuda en nada.
—Pero, señora María, ¿no me había dicho que no quería ninguna ayuda del gobierno?
—Tú también debes ser uno de esos que vive del gobierno, ¿verdad? Es que lo que está llegando de Cuba últimamente no sirve para nada. Qué horror.
—Yo llegué hace más de veinte años, señora. Además, estoy trabajando y no le estoy pidiendo ayuda a nadie. No entiendo lo que intenta decirme.
—Falta de respeto. ¡Comunista!
—Señora, señora María. ¿Sigue ahí? Hello, señora…
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